Reseña de libro: "Instrucciones para cruzar la frontera" de Luis Humberto Crosthwaite



“Todos somos la misma frontera, pero la mía es la madre de todas ellas”.


   La literatura de la frontera es un concepto relativamente nuevo, en el cual diversos autores han decidido dejar claro que en México existen lugares en donde diferentes idiomas, costumbres y personas convergen mientras se encuentran en la búsqueda de algo mejor o que por azares del destino se encuentran en modo de espera, por lo que “estos narradores norteños buscan separarse” (Parra, 2015) y crear su propia identidad.
   La frontera que nos atañe es Tijuana, la amenaza para la cultura nacional, la ciudad más poblada del estado de Baja California, la ciudad en donde hablar inglés se ve bien y donde cruzar la línea es el martirio del que cruza y del que no por el bendito tráfico de las glorietas y de la Vía Rápida. 
   La frontera es todo un concepto tanto físico como metafórico, un concepto que ha cambiado de significado espacial a lo largo de los años y que este dependerá de qué lado de la barda se encuentre uno. 
   Crosthwaite escribió de una manera natural, hizo que las historias resultaran de lo más cotidianas, demostró cómo se lleva a cabo el cruzar al otro lado sin que se convierta en una historia de película, habló de lugares reconocidos en la ciudad y también jugó con la manera de relatar, hizo que no se tratara simplemente de descripciones y diálogos, sino que también utilizó listas, oraciones y parodias.
   Para comenzar, Recomendaciones y El largo camino a la ciudadanía son de los textos más divertidos y que casi se podría decir que demuestran el antes y después de llegar a Estados Unidos. Por un lado tenemos al autor diciendo no vayas y por el otro te muestra una manera de quedarte en el país gringo.
   Crosthwaite prácticamente grita esto es Tijuana, esto es lo que hay y así es como en verdad pasan las cosas: cruzar la frontera es toda una hazaña, eso es sabido en todo el país, pero algo que no conocen tan bien es que esperar dos horas en la línea para cruzar puede ser tan peligroso como cruzar nadando. El autor prácticamente describe en La fila uno de los actos más cotidianos en la vida de un tijuanense, el ir al otro lado a trabajar, a comprar algo, o nada más cruzar por el hecho de cruzar, y de manera legal, así como también lo tedioso que puede ser el papeleo en El suave ritmo que hay en sus pestañas. Sin embargo, lo relevante es que habla de la posibilidad de cruzar. No vemos las dificultades típicas de pagarles a los polleros para pasar por desierto y aun así vemos cómo alguien puede perder la cordura por un poco de calor al estar formado en el carro esperando su turno para ir a Chula Vista. Eso casi resulta irónico.
   Hay por supuesto un cuento que menciona las dificultades que muchos de los mexicanos de clase baja tienen en busca de esa extraña tierra de libertad.  Muerte y esperanza en la frontera norte relata el recorrido de un grupo que busca polleros para cruzar y cómo es su travesía vista desde el punto de vista estadounidense y mexicano. Aquí es donde uno comienza a considerar a buscar culpables de pérdidas humanas, que si por el operativo Gatekeeper, que si por la terrible economía de nuestro país, cómo de todas maneras esto no detiene a nadie y que es algo que pasa todos los días.
   Así mismo, de la forma en que hay un enfoque físico en lo que se refiere a frontera, también lo hay en el sentido metafórico, como se da en el caso de El hombre muerto pide disculpas. No hay mención de que la persona se encuentra viviendo en una frontera, pero los límites del espacio personal se ven violados en el momento en que uno de los personajes confiesa que va a matar al otro; aquí Crosthwaite describe cómo un arma divide la vida de una persona: “Pienso en el arma, un bulto imperceptible, una frontera que insiste en separarnos y señalar nuestras desigualdades”. 
   Sin importar qué tan diversa o heterogénea pueda ser la ficción fronteriza, esta siempre tendrá una característica en común y es que el espacio fronterizo siempre va a dejar una huella en los textos. Otros ejemplos de esto son Plumita consentida, plumita de mi vida, en donde se ve un poco de la manera de hablar de la región, Mínima historia, cuya redacción se da por medio de oraciones y sin otorgarle nombre a los personajes, Todos los ángeles extraviados, en donde además de numerar los párrafos se hace mención a alguien de otra nacionalidad, lo cual no es algo extraño y Diez minutos de futuro, la cual está dividida por largos párrafos y sin puntos. A pesar de que el tema de la frontera no es el tema principal, nos muestra que las tramas se desarrollaron en la ciudad, ya que una de ellas llega a mencionar a la Vía Rápida y otras dos el trabajo en las maquilas.
   A pesar de que tenemos grandes ejemplos que muestran el lugar en donde se desarrolla la historia, incluso de manera explícita, el alma de Instrucciones para cruzar la frontera refleja a la misma primordialmente en los cuentos La silla vacía y Ambiente de fiesta en la playa, los cuales son totalmente distintos entre sí en cuestión de redacción, pero que marcan firmemente lo que es vivir en esta frontera.
   En Ambiente de fiesta en la playa puede parecer el escenario más chistoso para retratar a la frontera y sin embargo es la descripción más precisa que pudo haber dado Crosthwaite sobre cómo luce el lugar en donde comienza/termina la patria:

“Así es la esquina noroeste de Latinoamérica
(1) un muro de metal
(2) un faro
(3) un obelisco
(4) una plaza de toros
(5) unos escusados”

   En el mismo hay diversas historias que son dignas de contar porque ¿en dónde más sucede eso? Bodas celebradas con la novia aquí y el novio allá, ballenas que prefieren morir en Tijuana porque Estados Unidos se ve solitario, hombres que aparecen muertos y que pueden ser fácilmente identificados a pesar de no traer documento alguno, simplemente por el color de la piel. Eso es Tijuana en un fin de semana cualquiera. 
   En lo que se refiere a La silla vacía, nos encontramos además con un juego en donde se toman elementos de la realidad para acomodarlos y crear algo estético. En el presente, el autor decide contar la historia solamente a través de diálogos, pero los mismos no se dan precisamente entre tres personas comunes y corrientes, ya que se decidió por humanizar a la frontera. La frontera tuvo voz y sentimientos e incluso da entender que podría tratarse de alguien del género femenino. Dos personajes hablan con ella y esta cuenta que siente que alguien la calla y de cómo ella misma es quien mantiene a alguien encerrado. Es una representación excelente entre un psicólogo y su paciente que buscan el porqué del miedo y de cómo enfrentarlo.
   Un último ejemplo estético sería Corriendo hacia el fuego, ya que su redacción repetitiva podría asemejar a una canción.
Instrucciones es un libro que puede parecer arriesgado por su temática y por su estilo, sin embargo todas las características que se resaltan de la obra corroboran lo que menciona Parra (2015): “los narradores norteños […] plasman las diferencias de lenguaje, de pensamiento, de idiosincrasia, de clima, de paisaje y de atmósfera que demuestran que este país es muchos países, y que cada uno de ellos cuenta con particularidades que lo distinguen de los demás”.


LUIS HUMBERTO CROSTHWAITE es autor de una obra literaria que presenta el lado insospechado del habla, los personajes, las mitologías y los escenarios de distintas regiones del norte de México. Entre sus novelas destacan: Idos de la mente, Aparta de mí este cáliz o Tijuana: crimen y olvido. Ha sido traducido y publicado en México, Estados Unidos y el Reino Unido.


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